viernes, 11 de marzo de 2011

Takeshi Koike


Takeshi Koike es una figura interesante en el panorama del cine de animación japonés. Desde bastante joven ganó el respeto del legendario Yoshiaki Kawajiri, uno de los mandamases de Mad House y responsable de maravillas imperecederas como Ninja Scroll (cuya segunda parte se encuentra en desarrollo), Wicked City o Vampire Hunter D - Bloodlust.

Tras participar en diferentes series y largometrajes como intercalador y otras tareas menores, acabó por convertirse en la 'joya en potencia' de Mad House. A sus 43 años, Koike tiene a sus espaldas una larga trayectoria como animador en producciones como Patlabor, Memories, DNA2, Ninja Scroll (serie de TV) o Samurai Shamploo, entre otros, pero su trabajo brilla de forma excepcional en el momento en que se le concede la posibilidad de dirigir o co-dirigir una producción. Los escasos ejemplos que tenemos al respecto son pequeñas obras de culto. Recordemos el episodio piloto de Afro-Samurai, que aunque ha sido retirado de todas partes, todavía es localizable en algunos rincones de la red, el videoclip Love Keitai para el grupo japonés SMAP o el fantástico cortometraje 'World Record', incorporado en el proyecto Animatrix.

Sus últimos trabajos son Iron Man y Redline. Iron Man es un proyecto poco personal, adaptación a la japonesa del conocido personaje de Marvel (tendencia al alza, tras la infumable Wolverine). Francamente poco interesante. Redline, en cambio, es su primera película completa como director y visto lo visto en trailers aquí y allá, demuestra ser un vibrante largometraje, 100% Koike, y quién sabe... quizás sea su primer paso hacia el éxito rotundo y la independencia creativa.

Los personajes de Koike muestran un grado de deformación considerable, unos rasgos exagerados y un movimiento extravagante e hiperbólico, junto a un estilo general poco visto en Japón. En sus dibujos veo influencias de Katsuya Terada o Hirohiko Araki, pero también de autores norteamericanos, algo apreciable en el abundante uso de masas negras, tendencia muy poco habitual en el cine de animación japonés. Me sorprende que Kawajiri no le haya dado más manga ancha hasta el momento. Algo me dice que con el tiempo acabará convertido en otro autor clásico del cine japonés, a la altura de sus idolatrados Kawajiri y Rin Taro.

Más información: Mad House

R.

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