Sus primeros intentos en el manga comercial fueron más o menos convencionales, compartiendo estilo y no pocos recursos visuales con otros grandes artistas de su generación, muy especialmente Tetsuo Hara (Hokuto no Ken) y Tsukasa Hojo (Cat's Eye o City Hunter). Tres nombres imprescindibles del cómic moderno japonés que encontraron su camino con obras realmente icónicas. Afortunadamente, la evolución artística de cada uno de ellos fue distinta, con un cada vez más preciosista, épico y detallado Hara, un hilarante pero siempre artísticamente impecable Hojo y un extravagantísimo Araki, cada vez más sensible al diseño en muchos sentidos. Sus colaboraciones artísticas con grandes firmas de moda no es casual. Sus personajes estrambóticos, retorcidos en poses inexplicables, su poco convencional uso del color y sus bizarros conceptos visuales han hecho de su estilo una reconocible e inimitable marca personal.
Hablar de Araki es imposible sin hacerlo de JoJo no Kimyo na Boken (JoJo's Bizarre Adventures), su obra más importante y la segunda más longeva publicada hasta el momento en la historia de Shueisha. Desde 1987 se han publicado siete sagas consecutivas de JoJo, con una octava iniciada este año. Hablamos de casi 25 años de trabajo ininterrumpido, más de 100 tomos y 20.000 páginas de precioso blanco y negro, conformando la práctica totalidad de la carrera de Araki, a pesar de sus obras anteriores, alguna de las cuales llegó a España en los inicios de la publicación manga por parte de editoriales como Planeta o Norma. Fue el caso de Baoh, una obra todavía prematura aunque publicada en diversos países.
La primera saga de JoJo (Phantom Blood) es en realidad una historia de enfrentamiento personal, ambición, venganza y... vampiros. "George Joestar es supuestamente salvado de un accidente en un carruaje por Darío Brando, un delincuente de poca monta. Cuando años más tarde éste muere, su hijo Dio acude a Joestar solicitando ayuda. George en deuda con Darío, decide adoptar a Dio como a un hijo propio. Desde ese momento, Dio decide hacer la vida imposible a Jonathan y heredar la fortuna de la familia Joestar. Sin embargo, sus planes se tuercen y acaba recurriendo casi de forma accidental a la Máscara de Piedra, un artefacto azteca que convierte a su portador en un vampiro inmortal".
Intentar abarcar el planteamiento de cada una de las siete sagas restantes daría suficiente juego como para escribir durante meses. Es preferible que el lector decida dar alguna oportunidad a esta gran obra. Baste decir que los protagonistas que se han ido sucediendo tienen algún tipo de vínculo con la familia Joestar o con el mismo Dio.
Con JoJo's Bizarre Adventures, Araki ha creado un micromundo en el que se siente cómodo y que le aporta la suficiente flexibilidad como para plantear sagas muy distintas a lo largo de los años, compartiendo determinados personajes y trasfondos, pero esencialmente elaborando historias distintas. En definitiva, puede hacer lo que le venga en gana, sin dejar de ser fiel a la historia y sin abandonar su obra más importante. A pesar de ello, los últimos arcos argumentales se han presentado al público con nombres propios, sin la mención habitual a JoJo.
No hace demasiado tiempo, leí en algunos foros que en un encuentro entre artistas japoneses y americanos, se debatía sobre la calidad de las publicaciones en oriente y occidente. Araki sostenía que los artistas japoneses se ven obligados a acabar en una semana lo que para un artista convencional norteamericano supondría el trabajo de un mes (cierto) y que en muchas ocasiones, el propio artista se ocupaba del guión, el lápiz y el entintado de la obra (también cierto), poniendo en evidencia las diferencias de rendimiento entre un mercado y otro.
La respuesta de sus colegas occidentales fue clara: los artistas norteamericanos no cuentan con equipos de asistentes, que en el caso de grandes obras japonesas pueden resultar ayudas constantes de equipos de entre tres y diez personas. Además, en América se edita en color por lo que la labor creativa a tres manos debe coordinarse de forma cuidadosa. Todo esto representó una anécdota sin importancia. Sin embargo, dicen las malas lenguas que Araki siempre se ha mostrado hostil hacia el mercado americano debido a la falta de éxito de JoJo por aquellos lares, una serie que él considera totalmente apta para el público estadounidense y no especialmente alejada del concepto de 'superhéroe'.
Desplantes a parte, nada de todo esto pone en duda la calidad de Araki y de su descomunal obra, tremendamente influyente para toda una generación de lectores y creadores recientes. Es una lástima que JoJo no haya tenido oportunidad de hacerse conocida en España, mientras que en países como Italia y Francia es considerada una obra capital. Desafortunadamente, no parece que esto vaya a cambiar, a menos que alguien decida publicar de forma directa una de las últimas sagas, ya que las primeras están lejos de los gustos de los jóvenes actuales y tratar de abarcar una serie tan larga desde sus comienzos, en un momento en el que apenas sobreviven grandes éxitos como Naruto o Bleach, parece complicado.
¿Alguna editorial valiente se atreve con las sagas Stone Ocean o Steel Ball Run?
Más información: Wikia de JoJo's Bizarre Adventures
R.
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